Templo de la Resiliencia
Concurso Memorial del Terremoto
1960 en Valdivia
Valdivia, Región de Los Ríos
CONTEXTO
A casi 60 años de acontecido el megaterremoto de Valdivia, el mayor evento sísmico registrado en la historia de la humanidad, siguen resonando en algún rincón de nuestra infancia los testimonios de aquellos que vivieron este acontecimiento. Debido a la excepcionalidad de aquello que se quiere describir con palabras, estos testimonios desbordan el lenguaje cotidiano y abren una dimensión poética del lenguaje. Frases como: “la tierra parecía que se partía en dos”, “las calles se movían como una culebra” , “parecía acabo de mundo”, aparecen como elementos constitutivos del imaginario social de los habitantes de buena parte del sur de nuestro país.
RITORNELO Y TERRITORIO
El proyecto presentado pretende transformar la fuerza de estos relatos testimoniales en creación artística territorializante (Deleuze y Guattari), llevando a quienes habitan el pabellón a emplazarse en la costanera Arturo Prat, al
encuentro con el acontecimiento al que e sos relatos
refieren. Para poner esto en práctica se comienza por la delimitación y apropiación de un espacio, mediante el
concepto de “Ritornelo”. Este territorio debe ser una pausa en la cotidianidad espacio-temporal del caminante, tal como sucedió a las 15:11 aquel 22 de mayo de 1960.
RITORNELO:
El concepto de “ritornelo”, trabajado por Deleuze y Guattari, pretende conciliar arte y territorio. Según esta visión, la función del arte sería crear territorio mediante la inserción de marcas o señales, alterando fragmentos discretos del espacio sea del medio que sean que delimitan el espacio interior y exterior. El “ritornelo” refiere al silbido del niño frente a un territorio extraño, quien a través de este gesto delimita el espacio, transformándolo en seguro y propio. Este concepto engloba al acto de proporcionarse a uno mismo un territorio en un lugar extraño para delimitar un espacio interior doméstico seguro y ordenado frente a las fuerzas del caos externo. Gracias al “ritornelo” es posible establecer puentes o líneas de fuga que permitan abandonar ese territorio cuando las circunstancias así lo aconsejen. (Deleuze y Guattari, 2002, p.)
COSTANERA:
Se propone una ruta interpretativa capaz de abarcar la totalidad del área comprendida por el proyecto. Este recorrido, mediante la instalación de siéte hitos, pretende narrar en la voz de sus protagonistas las historias de los hechos acontecidos en el terremoto de Valdivia de 1960. Al mismo tiempo se busca dotar de lugares de descanso y recreación para el/la visitante. La propuesta se complementa a la ruta peatonal y ciclovía existente mediante la colocación de rocas. Estas dotan de un lenguaje estético, buscando la apropiación de este territorio. Las rocas hablan el lenguaje de la ruina, están a mitad de camino entre arquitectura y paisaje. Los testimonios estarán escritos en placas con memorativas a un costado de los puntos de descanso, estas placas se instalarán bajo el formato de la guía “Manual señalética turística informativa para el destino de Valdivia”, utilizándose para este fin la tipología 3 y 5 del manual.
ÁGORA:
Se proyecta una explanada de vocación cívica que tiene por objeto convocar a la ciudadanía en un acto de conmemoración masivo. Además, entrega un lugar amplio y flexible, en que se pueden desarrollar diversas actividades de índole social. Un escenario de generosas dimensiones que es mediador entre el recorrido peatonal y templo. Esta explanada delimita un territorio, un telón de fondo en el que aparece cómo protagonista el templo memorial. Las proporciones de este suelo ayudan a enfatizar la presencia de este templo por sobre el resto del recorrido, sus dimensiones ayudan a generar la instancia necesaria para la digna apreciación del mismo. La frecuencia y tamaño e las rocas posadas sobre este llano buscan alertar al caminante sobre la llegada al clímax del recorrido, son las notas ascendentes de este silbido. Proporcionándose así un territorio seguro y propio.
TEMPLO:
Este pabellón descansa en la explanada con el ímpetu y peso de un antiguo templo. Este aparece como un hito sacralizante que rompe el orden del territorio en el que se presenta, dándole dignidad y soberanía. Su arquitectura se articula mediante un zócalo, 27 pilares y una cubierta. Su vocación es la de un vehículo de mediación, un recinto intermediario: entre el río y la calle, entre el cielo y la tierra, entre el pasado y el presente, y principalmente entre el espacio-tiempo de lo cotidiano y el tiempo poético. Es en este hito donde la performatividad de los relatos testimoniales del terremoto se vuelven materialidad y se abre paso a la experiencia del acontecimiento













